Artículo publicado en el Periódico STOP edición 85
Norberto Keppe,
extracto del libro A Libertação pelo Conhecimento,
3ª parte, Cap. 14, pág. 243
El ser humano solo conoce lo que acepta, lo que prueba que el conocimiento es un proceso consecuente, aunque después se vuelva el punto más importante de toda a vida psíquica.
De cierta manera, podemos afirmar que a vida intelectual depende de nuestra aceptación para poder existir lo que es un factor emocional (amoroso) básicamente. Vamos a decir que existe una verdadera “multitud” de conocimientos, esperando por el reconocimiento (y dentro del propio psiquismo); la mayor parte de lo que sabemos (o podríamos saber) lo encerramos en la mente, no permitiendo que se manifesté. ¿El lector sabe por qué? Pues no nos gusta percibir como somos realmente.
Debido a la oposición al conocimiento el ser humano adquiere una serie de problemas, y después intenta huir de ellos, lo cual no deja de ser más una actitud para evitar conocerse, al verlos, pues la mejor manera de conocerse es saber cuáles son las propias dificultades.
Puedo decir que la lucha contra la visión de los errores es prácticamente la fuga contra el conocimiento.
Cuando o individuo conoce algo, es porque aceptó aquello que está viendo en el momento; de modo que el elemento de aceptación antecede al del conocimiento, pues sabemos de la cosa, mucho antes que el intelecto lo capte; tengo la impresión que la mente registra todo perfectamente (inclusive toda la sabiduría), y solo acepta ver lo que la voluntad admite, como si hubiese un punto de delimitación al intelecto.
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